Vacazul
Cueva de la Garganta del Diablo, montañas Ródope, Bulgaria. Invierno de 1943.

Los angelólogos examinaron el cuerpo. Estaba intacto, sin indicios de descomposición; la piel, tan tersa y tan blanca como el pergamino. Los ojos sin vida color aguamarina, entornados hacia el cielo. Unos rizos pálidos caían sobre la frente alta y los hombros esculturales, formando un halo de cabello dorado. Incluso las ropas- de un material metálico de extremada blancura que ninguno de los presentes supo identificar- permanecían inmaculadas, como si la criatura hubiera muerto en una habitación de hospital en París, y no en una cueva en las profundidades de la tierra.
No debería haberles sorprendido encontrar el ángel en tal estado de conservación. Las uñas de las manos, nacaradas como el interior de la concha de una ostra; el abdomen, distendido y terso, sin ombligo; la inquietante translucidez de la piel; todos los rasgos de la criatura eran como sabían que debían ser, incluso la posición de las alas era la correcta. Y, aún así, era demasiado bello, demasiado vital para algo que sólo habían estudiado en bibliotecas mal ventiladas, en reproducciones de pinturas del siglo XV extendidas ante ellos como si de mapas de carreteras se tratara. Durante toda su carrera habían anhelado encontrarse ante aquello. Aunque ninguno de ellos lo habría admitido, en secreto sospechaban que se encontrarían un cadáver monstruoso, apenas huesos y jirones de fibras, como algo extraído de un yacimiento arqueológico. Pero en su lugar había eso: una mano esbelta y delicada, una nariz aquilina, unos labios rosados apretados en un beso eterno. Los angelólogos se inclinaron sobre el cuerpo contemplándolo con el aliento contenido, como si esperasen que en cualquier momento la criatura parpadeara y despertara.

Angelology. El libro de las generaciones. Danielle Trussoni.

Así comienza Angelology. El libro de las generaciones. Muchos no han tardado en compararlo con la exitosa saga de Stephenie Meyer y sus archiconocidos vampiros crepusculeros, pero lejos de meterme en comparaciones, solo puedo decir que me he encontrado con un gran libro entre manos, que te hechiza, te transporta a otro mundo a través de sus páginas, a través de una historia que comienza incluso antes de que el mundo existiera y que se dibuja con cada palabra hasta llegar al fin del milenio... en lo que es tan solo supone el principio.


Cuando comencé a leer el libro me sentí inmediatamente conectada y enganchada al libro, deseosa de que aquella historia de semejante magnitud constituyera tan solo el principio de algo mucho mayor que lo que el grueso libro podía ofrecerme. A escasas páginas del inicio deseaba ya un segundo volumen en mi poder, y es que no podía concebir que el universo que se me relataba tuviese su comienzo y su fin entre las gruesas solapas que sostenía en mis manos.


Bulgaria, 1943. Con el mundo entero inmerso en una cruenta guerra, una expedición en las montañas Ródope descubre el cadáver de un extraño ser: a su silueta humana se añaden dos enormes alas, que sobresalen de su espalda. Más de cincuenta años después, en el convento de Saint Rose, en Nueva York, la joven hermana Evangeline descubrirá el secreto que se oculta tras aquel remoto hallazgo, y con él la existencia de una eterna lucha entre el bien y el mal: una lucha que cambiará para siempre el destino de la humanidad.


Efectivamente el Libro de las Generaciones supone solo el comienzo del que no dudo que será un gran fenómeno editorial. Danielle Trussoni se encuentra escribiendo su segunda parte que ardo en deseos de leer y los derechos del primer libro han sido ya comprados para llevar a cabo su película, la cual- teniendo en cuenta demasiadas adaptaciones de libro a cine-no ardo en deseos de ver convertida en realidad, pero si que me remueve una curiosidad, porque en mi mente he vislumbrado con ojos críticos lo que podría convertirse en una gran película en las manos adecuadas.

En cualquier caso, puestos a elegir... yo me quedo con los ángeles por encima de vampiros o licántropos y más si son de la mano de Danielle Trussoni, su magnífica forma de escribir y su increíble imaginación y profundidad para inventar historias que bien podrían ser reales. No dejéis de leerla, será una experiencia irrepetible.